La diabetes gestacional es definida como cualquier grado de intolerancia a la glucosa que aparece o se detecta por primera vez durante el embarazo, esta representa casi el 90% de todos los embarazos complicados por diabetes  y aparece entre el 1 y el 14% de las mujeres embarazadas de las cuales un tercio o más la repetirán en siguientes embarazos. Estas tienen un riesgo elevado de desarrollar una diabetes tipo II en el futuro (un 40% la desarrollará en los 4 años siguientes (Artal, 2003)).

La prevalencia de la diabetes está aumentando imparablemente las razones de este aumento se atribuyen a la obesidad y la inactividad física, se calcula que pasaremos de 171 millones que existían en el año 2000 a cerca de 366 millones en 2030. En cuanto a la diabetes gestacional (DG)  en los últimos años se ha afirmado que si existe una intolerancia a la glucosa en el embarazo el descendiente y madre estarán más predispuestos a desarrollar la enfermedad en el futuro.

En España aproximadamente un 8,8% de todos los embarazos son complicados por la diabetes gestacional (Ricart et al., 2005).

El mayor factor de riesgo para el desarrollo de la DG es la excesiva ganancia de peso durante la gestación. Al tratar el tema de la “excesiva” ganancia de peso debemos dejar claro que durante el embarazo debemos ganar peso, pero los valores normales están en torno a los 9-14 kg, el apetito de la mujer crece y se produce un cúmulo de grasas en el cuerpo como reserva ante la posibilidad de privación nutricional en la última fase de la gestación, momento en el cual las demandas fetales aumentan considerablemente (Hytten y Chamberlerlein, 1980)

La alteración del metabolismo de los hidratos de carbono es muy intensa en la segunda mitad del embarazo, el un embarazo habitual existe una insulinorrestencia, pero esta se compensa por una mayor secreción de insulina por el páncreas, cuando ese equilibrio falla o se altera aparece la diabetes gestacional, produciéndose una mayor resistencia a la insulina y un retraso en la liberación de la misma después de la sobrecarga de glucosa, como ocurre en diabéticos tipo II.

Durante el embarazo la resistencia a la insulina aumenta hasta casi 3 veces la resistencia en el estado no gestante.

Para mantener el control metabólico se deben tener en cuenta varios pilares:

  • DIETA
  • ESTILO DE VIDA ACTIVO
  • INTERVENCIÓN FARMACOLÓGICA

Se recomienda una dieta normocalórica y adaptada a las necesidades individuales, la cantidad de calorías debe ser suficiente para abastecer las necesidades de la mujer embarazada y al mismo tiempo que el feto tenga un desarrollo correcto, como pautas generales se deben evitar carbohidratos de absorción rápida como las bebidas azucaradas o la bollería, y se admiten HC de asimilación más lenta que se encuentran en legumbres, pasta, patata y verdura. Se debe evitar las dietas restrictivas para prevenir estados de cetosis.

En cuanto al ejercicio físico, este aumenta el consumo de glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina (Cerqueira Dapena, 2003a), siendo recomendable realizar un programa de ejercicio de moderada intensidad, (American Diabetes Association, 2004) como parte del manejo terapéutico de la diabetes gestacional y que no existan contraindicaciones.

Según Mottola & Wolfe, 2000; debemos tener claras las pautas de seguridad sobre ejercicio físico en mujeres embarazadas que podemos resumir en las siguientes recomendaciones:

  • Evitar el esfuerzo prolongado o vigoroso durante el primer trimestre.
  • Evitar ejercicios isométricos o la tensión de contener la respiración.
  • Evitar hacer ejercicio en ambiente caluroso/húmedo.
  • Mantener una correcta hidratación antes, durante y después del ejercicio.
  • Evitar hacer ejercicios en posición supina a partir del cuarto mes de embarazo.
  • Evitar actividades que puedan tener riesgo de caída o contacto físico.
  • Realizar periodos de descanso para evitar los posibles niveles bajos de oxígeno o estrés de temperatura para el feto.
  • Conocer los motivos para detener el ejercicio y si se presentan consultar inmediatamente a su médico.
  • Controlar temperatura en piscinas climatizadas , ya que por el ejercicio la temperatura corporal materna puede aumentar en un ambiente cálido.
Además de estas pautas el American College of Obstetricians and Gynecologists, 2002 recomiendan que el ejercicio físico cumpla una serie de normas:
  • Intentar realizar 30 min ejercicio diario a poder ser todos los días.
  • No prolongar el ejercicio hasta el punto de sentir cansancio y menos llegar al agotamiento.
  • Actividades sin carga cómo el ciclismo o la natación para reducir el riesgo de lesión.
  • Se debe reanudar los programas de ejercicio previos al embarazo de forma gradual después del parto.

En un artículo realizado hace un tiempo, tratamos los beneficios que un programa de ejercicio físico de moderada intensidad, en este caso solo nombraremos algunos que  Artal & Toole, 2003 nos muestran. (Leer el artículo sobre beneficios de la actividad física para embarazadas)

  • Ayuda a mejorar  la imagen corporal.
  • Mantiene su capacidad cardiovascular.
  • Mejora el control glucémico.
  • Disminuye estrés y ansiedad.
  • Mejores partos.
  • Mejora en la velocidad de recuperación del peso tras dar a luz.

La mayor parte de los beneficios del ejercicio físico en relación a la diabetes hacen referencia a la mejora en la acción de la insulina, especialmente en los cambios en la sensibilidad a la insulina, estos suelen deteriorarse 72h después de la sesión de ejercicio físico, por ello es importante realizar ejercicio físico de forma regular. El ejercicio físico aumenta la tasa de absorción de glucosa en el músculo esquelético.

En el estudio llevado a cabo por Yaiza Cordero Rodríguez (2012), se consiguió una muestra de 272 mujeres gestantes en los 4 años que ha tenido de duración, el programa de ejercicio físico propuesto corresponde a 3 sesiones a la semana y un total de 70-75 sesiones desde las 10-14 semanas de embarazo hasta las 38-40, estas tenían una duración aproximada de 50-60 minutos y con una intensidad moderada (escala de borg: 12-14) como lo que hemos recomendado, aproximadamente tenían un gasto calórico por sesión de unas 300 kcal, claramente el volumen e intensidad de las sesiones fue disminuyendo hasta la semana 38-39, ya que la carga del útero aumenta progresivamente.  Siempre se llevará un control de la intensidad con un pulsómetro procurando no superar el 60% de la FCmax teórica.

Los resultados muestran que el grupo que realiza el programa de ejercicio físico reduce la ganancia excesiva de peso materno, que es uno de los factores de riesgo modificables asociados al padecimiento de diabetes gestacional, evitando al mismo tiempo la excesiva retención de peso tras el parto. Al igual que otras muchas investigaciones se observaron mejoras en el control del metabolismo de la glucosa entre las gestantes que realizaron ejercicio y las que permanecieron sedentarias. El programa mejoró la percepción de la salud tanto en mujeres con riesgo como en el total de la muestra, y mejoró el número de partos prematuros.

Si queréis profundizar más en el tema os recomiendo los 2 artículos y la tesis que os dejo en la bibliografía y sobre todo no realicéis ejercicio sin estar correctamente supervisados por una persona cualificada.

BIBLIOGRAFIA   

Yaiza Cordero, Ruben Barakat, Javier Coteron, María Luaces «Exercise during pregnancy and gestational diabetes-related adverse effects: a randomised controlled» trialBr. J. Sports. Med. 2013;0:2013 bjsports-2012-091788v1-bjsports-2012-091788 [Enlace: BJSM]

Yaiza Cordero Rodríguez, Mireia Peláez Puente «Can moderate physical exercise during pregnancy act as a factor in preventing Gestational Diabetes?» International Journal of Sport Science VOLUMEN VIII – AÑO VIII Páginas:3-19 Enero 2012 – nº27 [Enlace: Cafyd]

Tesis de Yaiza Cordero Rodríguez «Diabetes gestacional, el rol del ejercicio físico en su prevención» Enlace: UPM

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