Comenzamos el nuevo mes, con un artículo sobre actividad física y salud que el los últimos años se ha estado hablando de él, tanto en países europeos como en americanos. La cuestión es, que la obesidad es el problema nutricional más común en Norteamérica. Esta, es un problema de salud muy importante, en los adultos, la obesidad está vinculada con hipertensión, diabetes, osteoartritis, metabolismo de colesterol anormal, enfermedad cardíaca, apnea obstructiva del sueño y problemas psicológicos.

En los niños, esta obesidad está aumentando, ya que nuestra alimentación, nuestros habitos de vida y sobre todo nuestro sedentarismo está siendo clave para que el niño gane peso hasta llegar a una obesidad, lo cual es preocupante. España, es el segundo país de la UE con mayor porcentaje de niños obesos o con sobrepeso entre los 7 y los 11 años, según las conclusiones de un estudio presentado por la Comisión Europea, que alertó de que la obesidad se ha convertido en una epidemia que afecta cada año a 400.000 niños más.

En concreto, el 9% de los escolares españoles sufren obesidad y el 33 % sobrepeso, frente a cifras inferiores al 20% en Francia, Polonia, Alemania u Holanda. IOTF (International Obesity Taskforce).

La obesidad en los niños se puede determinar utilizando compases para medir los pliegues de la piel y cotejando los resultados con gráficos estandarizados. La extensión de la obesidad se determina cotejando la altura y el peso del niño respecto del gráfico de crecimiento del Centro Nacional de Estadísticas de Salud/Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Los niños cuyo peso supera el percentil 95 tienen sobrepeso y los que están entre el percentil 85 y 95 son de preocupación.

En el 75% de los casos, los adolescentes españoles afectados de obesidad y sobrepeso sufren un alto riesgo de hipertensión arterial, según un estudio presentado en el congreso ‘Prevención integral del riesgo cardiovascular’, que se celebró en Barcelona el 15 de marzo.

Podemos decir, que la obesidad se desarrolla por una ingesta calórica superior a la necesaria para la actividad diaria que tiene. Esta energía será almacenada con el paso del tiempo, y las repetitivas ingestas excesivas, en forma de grasa.

Teniendo en cuenta que la alimentación junto con una vida activa, en donde realicemos actividad física, podemos decir que el ejercicio físico en el tratamiento de la obesidad debería ser especialmente importante, pero no lo es para algunos expertos. Con estos siguientes datos voy a intentar enfocar los beneficios de la actividad física en personas con obesidad que están haciendo un programa para pérdida de peso.

Realizar una dieta + ejercicio físico nos proporciona los siguientes beneficios:

  1. Mantiene la masa magra y el ritmo metabólico en reposo.
  2. Aumenta la tolerancia  a la glucosa.
  3. Disminuye la tensión arterial.
  4. mejora el perfil lipídico (eleva el colesterol HDL).
  5. Aumenta la autoestima.
  6. Mantiene la pérdida de peso a largo plazo.

La cuestión de si el ejercicio hace que la pérdida de peso se produzca con mayor rapidez, que por medio de una dieta no tiene mayor importancia. Cuando sumamos el ejercicio a nuestra dieta, las posibilidades de coservar la pérdida de peso son más altas.

La prescripción de ejercicio en estas personas debe hacerse teniendo en cuenta en el grupo en el que se encuentran:

  • La gente poco obesa; que tenga entre el 19% y el 24% de grasa en hombres y entre 26% y 31% de grasa en mujeres.
  • Moderadamente obesa; entre el 25% y el 30% de grasa en hombres, y entre el 32% y el 37% para las mujeres.
  • Muy obesos; > 30% de grasa para los hombres y >37% de grasa para mujeres.

Los individuos obesos tienen que hacer reconocimientos médicos para detectar síntomas de intolerancia a la glucosa, hipertensión, hiperlicemia, y otros factores de riesgo, porque existe la posibilidad de que necesiten medicacion para tratar algunos de estos problemas.

La prescripción de ejercicio debe poner énfasis en las actividades de baja intensidad, que puedan hacerse en cualquier lugar, a cualquier hora, sólo o acompañado y que presenten un riesgo mínimo de lesiones, de esta forma se maximizan las posibilidades de que el individuo siga con el programa de ejercicio. Andar cuadra con esta descripción, el técnico debe tener cuidad de fijar unos objetivos iniciales (ej: caminar 400 m.) que él pueda lograr. Estos deben ser específicos de cada persona y modificarse continuamente, para que la persona no pierda interés. El ritmo debe ser elegido por el participante y puede ir entre: 1,5km/h (muy lento) a 5 km/h, dependiendo del grado de obesidad.

Hay que tener presente que a algunos individuos el empezar con un programa de ejercicio puede ser muy dificil, con lo cual debemos trabajar con ellos de forma individual o en pequeños grupos, y el técnico no solamente va a realizar ejercicios sino que tiene que educar a los pacientes a cerca de la actividad física moderada y sobre todo su alimentación.

Entre las actividades que pueden reducir las probabilidades de que se produzcan problemas musculoesqueléticos, están aquellas en las que el peso corporal está sometido; como la natación, el ciclismo o el remo. En la natación la actividad no se mide por tiempo sino por distancias, que pueden ser nadando o caminando por el suelo de la piscina.

BIBLIOGRAFÍA:

Apuntes «Entrenador Personal» Life Santé.

Alison W. Schultz «La obesidad» Spinabifidaassociation

«La obesidad en Europa» lukor.com

Imagenes:

fitnessrossa.com

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