En esta ocasión voy a hablaros de los problemas que pueden afectar al oído, y para empezar voy a explicar un poco su estructura. Este tema quedará dividido en dos partes, tratando en cada una de ellas aspectos diferentes. En esta primera me voy a centrar en las patologías más “médicas” como por ejemplo las de causa inflamatoria/infecciosa, y voy a reservar para el siguiente las de características mecánicas/traumáticas, para hablar tanto de fracturas óseas como por ejemplo de los barotraumas causados por cambios de presión.

El oído es el órgano que nos permite tanto oír como mantener el equilibrio, y se estructura en tres zonas bien diferenciadas, que nos facilitan la división de sus patologías:

  •  Oído externo: se compone del pabellón auricular (lo que conocemos como oreja), y el conducto auditivo externo (CAE)que, al contrario de lo que se pueda pensar, no es recto, sino que tiene forma de S tumbada por lo que tiene zonas que pueden ser más estrechas que otras, donde se suelen localizar los cuerpos extraños que entren en el oído.
  • Oído medio: El oído medio está separado del oído externo por el tímpano o membrana timpánica, que es la que vibra con el sonido y comienza la transmisión de este. Cuando el tímpano percibe una vibración, éste la transmite por la cadena de huesecillos (martillo, yunque, estribo),que se encuentran en la caja timpánica, hasta la ventana oval, que es el punto donde empieza el oído interno. La trompa de Eustaquio es un conducto que conecta el oído medio con la rinofaringe y ayuda a regular las presiones de aire en el oído (por ejemplo, cuando tenemos los oídos con sensación de taponamiento y se nos destaponan al bostezar, eso es que se ha abierto la trompa de Eustaquio y se han regulado las presiones).  Hay otra estructura, más desconocida es la mastoides (es la prominencia ósea que podemos palpar justo detrás de la oreja) que también contribuye en la ventilación del oído.
  • Oído interno: es un laberinto óseo, en el que se pueden distinguir dos zonas con funciones distintas: laberinto anterior o cóclea que se encarga de transmitir el sonido y se convertirlo en un impulso nervioso que llega al cerebro a través del nervio vestíbulococlear, y laberinto posterior, donde se regula el equilibrio.

En resumen, el oído externo y el oído medio transmiten y amplifican el estímulo sonoro aéreo al oído interno. El oído interno es un receptor que transforma un estímulo sonoro (mecánico) en uno eléctrico, que hace que la señal pueda ser enviada a través del nervio.

PATOLOGÍA DEL OÍDO EXTERNO: OÍDO DE NADADOR

La parte externa del oído es la que más contacto tiene con el exterior, y por lo tanto va a ser propensa a padecer patologías tipo infecciosas/inflamatorias. Dentro de estas podemos encontrar lo que algunos denominan oído de nadador (aunque puede padecerse sin tener nada que ver con los deportes acuáticos).

Es una enfermedad bastante común, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes, y no es más que una otitis difusa bacteriana del oído externo, producida por baterías gramnegativas, especialmente Pseudomonas Aeruginosa y Staphilococcus Aureus. Se ve favorecida por factores que modifiquen el pH del entorno, como baños en piscinas, erosiones, e incluso puede afectar el que nos limpiemos los oídos con bastoncillos.

Sus principales síntomas son dolor intenso de oído, signo del trago positivo (dolor al palpar el “trago”, es decir, esa porción de cartílago que está justo por delante de la entrada del conducto auditivo),  y otorrea profusa muy líquida (es decir, salida de líquido, supuración).

El tratamiento inicialmente es tópico, o sea, administramos el antibiótico (ciprofloxacino, por ejemplo) en forma de gotas directamente en el oído, que pueden ir asociadas o no a un corticoide. Cuando la infección es muy severa se debe añadir la toma de antibiótico por vía oral, y además se deben aspirar las secreciones siempre que sea necesario, y es importante no mojar el oído hasta que esté curado.

Otro cuadro bastante frecuente es la otomicosis, que es una infección similar a la anterior, pero esta vez causada por hongos, principalmente del tipo Aspergillus y Candida, y que se ve favorecida por el empleo prolongado de antibióticos (por lo que en ocasiones podría ser consecuencia del tratamiento de la otitis), por manipulaciones y por entrada de agua. Se diferencia de la anterior en que esta se caracteriza por picazón intenso, y además la secreción suele ser densa y no líquida, como en la bacteriana.

Existen muchas patologías de este tipo, como la otitis externa circunscrita (forúnculo del oído), herpes zóster ótico (por infección del nervio facial por el virus de la Varicela Zóster) o pericondritis del pabellón auricular (infección del espacio que rodea al cartílago), etc. y otras muchas en las que no voy a entrar para no extenderme demasiado.

Para terminar con el oído externo, sólo quisiera mencionar un par de cosas más, sobre la patología obstructiva, que se divide en 3 apartados:

  •  Tapones de cerumen: el cerumen que producen las glándulas pilosebáceas del tercio externo del CAE (zona cartilaginosa) queda acumulado y retenido en el conducto. Esta situación es más frecuente en los conductos estrechos, y si se usan bastoncillos. Los tapones deben ser extraídos bajo visión directa con el instrumental especializado, o mediante irrigación con agua templada. Ojo, es muy importante no introducir agua en el oído a no ser que estemos completamente seguros de que el tímpano no está perforado.
  • Tapones epidérmicos: en este caso, lo que se acumula son descamaciones epidérmicas en el tercio interno del CAE, que se adhieren y resultan difíciles de extraer. No es frecuente que esto suceda, y suele estar asociado a ciertos síndromes, como el de Kartagener o Mounier-Kuhn.
  • Cuerpos extraños: es mucho más frecuente en niños, por razones evidentes. Pueden no causar ningún síntoma, pero pueden afectar al oído causando dolor e hipoacusia. La extracción debe hacerse con el material adecuado y siempre por un médico, no intentar extraerlo en casa por ejemplo con unas pinzas, ya que corremos el riesgo de introducirlo aún más y que pueda dañar el tímpano.

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¿Cómo sacarse el agua de un oído?

La entrada de agua en el oído (en el conducto auditivo externo, para ser más exactos) es una situación que no presenta ningún tipo de gravedad, pero nos crea una situación de incomodidad e impotencia, ya que pueden pasar horas hasta que el agua decida salir por si misma… y por desgracia no hay un método que nos asegure al 100% que va a funcionar. Primero debemos probar con métodos que todos conocemos, tales como sacudir la cabeza, dormir con la cabeza hacia el lado afectado a ver si la gravedad hace su trabajo, o también podemos intentar enderezar el CAE, que como ya mencioné, tiene forma de S. Para hacer esto hay que coger la oreja e intentar tirar hacia atrás (es la maniobra que hace el médico cuando quiere ver el tímpano con el otoscopio, ya que con la curvatura normal del CAE no se puede ver). De todas formas, si ninguno de estos métodos funciona, y el agua no sale por sí sola en un tiempo razonable, como es lo habitual, es mejor acudir al médico a que nos la quite.

Sé que parece una tontería acudir al médico sólo por eso, pero repito, sólo en casos en los que el agua no se vaya en el tiempo normal (por ejemplo, si llevamos varios días con el oído taponado) es mejor ir al centro médico que intentar métodos caseros que no hagan más que empeorar la situación, porque basta que tengamos una herida o una pequeña perforación en el tímpano para que nos cause irritación, dolor o incluso infección, que nos pueda pasar al oído medio. Así que, mi recomendación es que en estos casos (que es muy raro que llegue a este extremo) dejemos el asunto en manos profesionales, para asegurarnos por lo menos que el método es seguro.

Por supuesto, para evitar situaciones como estas y también las infecciones de oído, podemos cumplir una serie de recomendaciones como por ejemplo, usar tapones cuando se va a nadar (no trozos de algodón ni sucedáneos), secar los oídos después, no nadar en aguas contaminadas, etc.

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OIDO MEDIO

 Una de las enfermedades más frecuentes del oído medio es la OMA, u otitis media aguda. Se trata de una infección de la mucosa que tapiza las cavidades del oído medio, la cual en condiciones normales es completamente estéril. Suelen ser infecciones causadas por Streptococcus pneumoniae o Haemofilus Influenzae, siendo la vía de propagación más frecuente el ascenso de las bacterias por la trompa de Eustaquio hacia el oído. Es por eso que la infección de oído se asocia tanto a los catarros o resfriados, porque el mismo patógeno que infecta las vías respiratorias sube por la trompa e infecta el oído también.

El tratamiento en este caso será dar antibióticos por vía oral directamente, ya que en el oído externo las gotas son efectivas, pero en el oído medio tenemos el tímpano de por medio, así que por mucho tratamiento tópico que demos no serviría de nada.

Cuando el cuadro de infección es crónico y no agudo, podemos estar ante una otitis media crónica simple, en la que se suele apreciar una perforación del tímpano, siendo esta su causa primaria de infección en muchos casos.

Una posible secuela de padecer otitis crónicas de repetición es terminar perdiendo audición, por esclerosis y formación de placas de calcio en las estructuras del oído medio, padeciendo lo que se denomina una timpanoesclerosis.

 El oído medio también se puede alterar produciendo otitis u ototubaritis sin necesidad de infección, simplemente cuando fallan los sistemas de ventilación y simplemente se inflama, sin signos de infección ni dolor, por lo que se puede sospechar ante una hipoacusia, sensación de taponamiento, y chasquidos con la deglución o bostezo. Muchas veces se recupera espontáneamente, y si no remite se puede empezar el tratamiento con vasoconstrictores y antiinflamatorios, pudiendo ser necesario añadir antibióticos  o incluso recurrir al drenaje quirúrgico.

 OÍDO INTERNO

 Las enfermedades más características del oído interno poco tienen que ver con las anteriores, ya que debido a su localización, está bien protegido dentro del hueso temporal y no está tan expuesto a agentes infecciosos. A esta parte del oído le suelen afectar más cosas como la toxicidad de algunos medicamentos o sustancias, varios tipos de hipoacusias (pérdida de audición), y puede ser el causante de varios tipos de vértigos. Estos temas los explicaré con más detalle en el segundo post que escribiré sobre el oído.

 Por supuesto, en todos los niveles del oído puede darse otro tipo de patología, como es la tumoral, tanto benigno como maligno, siendo más característicos del oído externo tumores derivados de la piel, en el oído medio en zonas como el tímpano, y en oído interno se podría dar por ejemplo un tumor en el nervio, conocido como neurinoma del acústico.

 Por último sólo comentar que, como en la mayoría de mis post, ésta sólo es una visión general con las afectaciones más importantes o características del oído, si algún lector está interesado en que profundice más en alguna de ellas o comente alguna que no haya puesto, estaré encantada de facilitar la información.  Y como ya comenté al principio, escribiré otro artículo para hablar de otro tipo de patologías.

Bibliografía:

Imagen 1 | http://www.lpi.tel.uva.es Imagen 2 | http://jackcentral.com

Medlineplus

Manual CTO Otorrinolaringología, 7ª edición


1 comentario

  • Cristian dice:

    Esta noche, trabajando, se me ha introducido un mosquito en el oído. Al intentar matarlo mientras me rondaba la oreja, se ha metido dentro y ha estado allí durante algunos minutos, al menos. No había manera de que saliese. Lo oía zumbar dentro. Creo que ha salido, pero tengo la duda de si se habrá quedado muerto ahí, o si puede haberme producido alguna infección. ¿Debo ir al médico, o no será nada? Voy a ir de todos modos, porque la respuesta tardará en producirse, supongo. Dejo la pregunta por si a alguien más le sucede. Gracias.

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