Con la llegada del buen tiempo y la primavera (parece que un poco adelantados este año)  empieza a hacer calor y nos apetece salir a la calle y disfrutar de los días soleados. Sin embargo a mucha gente no le hace tanta gracia, ya que ello les supone volver al pañuelo, antihistamínicos e inhaladores. En esta época del año empiezan las alergias que se relacionan sobre todo con el polen y las salidas al aire libre, que guardan estrecha relación con las reagudizaciones de la gente que padece asma.

¿QUÉ ES EL ASMA?

El asma se define como una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas. Lo que causa los episodios de asma es lo que se denomina broncoespasmo, que no es otra cosa que el estrechamiento del diámetro de las vías aéreas por la contracción del músculo liso que las rodea, lo que hace que nos sea más difícil respirar. Los síntomas que presentan las personas que tienen asma son:

  • Sibilancias: ese sonido silbante y chillón durante la respiración que ocurre cuando el aire fluye a través de las vías respiratorias estrechas (lo que se conoce como pito o pitido).
  • Disnea: dificultad para respirar
  • Opresión torácica
  • Tos

En edad infantil es más frecuente en varones, en la pubertad se iguala en ambos sexos, y en la edad adulta es más frecuente en las mujeres. En estos últimos años, la prevalencia del asma va en aumento, y parte de la culpa la tiene el estilo de vida actual, ya que la exposición en edades tempranas a agentes que puedan causar alergia aumenta las probabilidades de padecer el asma (como por ejemplo las alfombras o los medios de aislamiento de las viviendas). También parece darse con más frecuencia en la gente obesa.

FACTORES DE RIESGO

El desarrollo del asma va a depender de que el individuo esté expuesto a factores predisponentes, factores causales y factores contribuyentes.

El factor predisponente más importante es la atopia. Seguramente nos suene de haber oído por ejemplo que alguien tiene dermatitis atópica, que es una de las enfermedades de este tipo más frecuente. Y ¿qué tiene que ver eso con el asma? Digamos que un individuo atópico es aquel que tiene predisposición a padecer alergias, es decir su sistema inmune reacciona exageradamente ante estímulos que no debería. Estas patologías tienen un importante componente genético, y suelen asociarse, ya que el mecanismo que las produce es el mismo. Es muy común la tríada asma-rinitis alérgica-dermatitis atópica. Precisamente por su componente genético, también es muy común que se dé en varios componentes de la misma familia, sin que haga falta que padezcan exactamente la misma enfermedad.

Los factores causales son aquellos que hacen la vía aérea más sensible y causan el comienzo del asma, y se denominan alérgenos. Los podemos clasificar según su procedencia:

  • Alérgenos del interior: como son los ácaros domésticos (los más potentes), alérgenos de cucarachas, animales y hongos. Para evitar la exposición a los ácaros tendremos que deshacernos de alfombras, cojines, almohadas y demás cosas con pelo que puedan acumularlos. Los alérgenos de las cucarachas se pueden encontrar en hogares con calefactores centrales y los hongos crecen más fácilmente en las casas con humedad, con poca luz, poco ventiladas, y si se tienen humidificadores.
  • Alérgenos del exterior: los más comunes son los pólenes y hongos. Los pólenes asociados con el asma son de árboles (al principio de la primavera), hierbas (al final de la primavera y el verano) y malezas (durante el veranoº).
  • Fármacos: algunos fármacos pueden actuar como causantes de un episodio de asma. Los más frecuentes son la aspirina y los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos, como por ejemplo el Ibuprofeno). Los pacientes que tienen sensibilidad a estas sustancias, sufren congestión nasal y ocular y episodios agudos, y a veces graves, de asma.

Los factores contribuyentes aumentan las probabilidades de sufrir un ataque de asma ante la exposición a un alérgeno, incluso puede hacer que el individuo sea más susceptible. Entre estos se encuentra el tabaco, la polución, las infecciones respiratorias víricas, las infecciones parasitarias, la dieta o incluso puede influir haber tenido una talla baja al nacimiento.

 Además de estos, puede haber factores exacerbantes que agraven las crisis.

ASMA INDUCIDA POR EL EJERCICIO

El ejercicio es probablemente el mayor desencadenante de episodios breves de asma, produciendo limitación del flujo de aire en la mayoría de los niños y jóvenes asmáticos. Parece que existe relación entre la ventilación que exige el ejercicio, la temperatura y el contenido de agua del aire inspirado (se relaciona con la con la inhalación de aire seco y frío). Se cree que se relaciona con el aumento de flujo de sangre en la mucosa de las vías aéreas por el enfriamiento/recalentamiento (el cuerpo produce calor, mientras que el aire entra frío), y no parece intervenir la contracción del músculo liso que rodea las vías respiratorias. Además, si tenemos la nariz obstruida empeoraremos los síntomas, ya que al respirar por la boca el aire no pasa por el filtro de las fosas nasales, donde se humedece y calienta.

Esta enfermedad por tanto se aprecia clásicamente cuando el ejercicio se practica en espacios abiertos, sobre todo en climas secos y fríos, y es más probable que se produzca durante ejercicio intenso, en oposición al ejercicio aeróbico continuado. La natación por ejemplo, que implica la inhalación de aire caliente y húmedo, pocas veces provoca esta afección.

Otros estímulos que pueden contribuir al asma inducida por el ejercicio son: tensión emocional, sobreentrenamiento, sustancias contaminantes y fatiga. Los síntomas suelen aparecer unos 15 minutos después del ejercicio, aunque el tiempo es variable, hasta 1 hora después.

TRATAMIENTO

El tratamiento del asma empieza por evitar en la medida de lo posible el contacto con aquello que nos produce la crisis (para ello sirven las pruebas de alergia). Cuando es necesario recurrir a los fármacos, éstos se dividen en dos grupos:

  • Fármacos de rescate o aliviadores: son aquellos que se administran para controlar las crisis, de acción rápida, alivian los síntomas de forma precoz. Ejempos: ?-adrenérgicos de acción corta, corticoides sistémicos, anticolinérgicos inhalados, etc.
  • Fármacos controladores de la enfermedad: son los de acción más duradera, para controlar el asma a largo plazo y evitar crisis, usados a diario. Ejemplos: corticoides inhalados y sistémicos, compuestos antialérgicos orales, o los más recientes antagonistas de los leucotrienos.

En relación con el ejercicio, hay una serie de medidas que podemos adoptar para evitar estas crisis. Por ejemplo, cuando se haga ejercicio en exteriores fríos se puede plantear la posibilidad de usar algo como una mascarilla que cubra la boca y rostro para que el aire se caliente un poco antes de ser respirado, y llevar siempre los fármacos que nos haya recetado el médico para una posible reagudización.

También se deben evitar prácticas como el salto de trampolín de profundidad, ya que al no ser posible salir rápidamente del agua si tenemos una crisis asmática puede causar una hipoxia grave.

A pesar de todo esto, cumpliendo con las medidas adecuadas, el asma inducida por el ejercicio no es una afección que impida la participación en  deportes competitivos.

 Bibliografía:

-Manual CTO Neumología y Cirugía Torácica

-Manual Oxford Medicina Deportiva (Eugene Sherry, Stephen F. Wilson)

-Geosalud.com

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