La incorporación de la mujer al deporte de alto nivel es un hecho relativamente reciente si lo comparamos históricamente con el deporte exclusivamente masculino, es por eso que aún se está estudiando la fisiología de la mujer en estas circunstancias y todos los fenómenos fisiológicos que se producen. Hacer un apartado especial para la mujer deportista no tiene que interpretarse como un tipo de discriminación  ni mucho menos, simplemente el hecho de conocer las diferencias físicas y funcionales entre hombres y mujeres, hace que se pueda ayudar a conseguir mejores resultados y poder prevenir riesgos para la salud.

Antes de la pubertad no se observan diferencias entre sexos de niños que practican deporte, pero cuando llega la maduración sexual los cambios fisiológicos marcan algunas diferencias.

El patrón hormonal de la mujer es una compleja red de substancias que se regulan entre sí periódicamente para que se produzcan los ciclos normales. No voy a entrar en detalle en todo este proceso, pero puedo resumirlo en unas pocas palabras: en el hipotálamo se produce la GnRH, que llega a la hipófisis, donde se estimula la producción de LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona folículo estimulante). Éstas son las que llegan al ovario y regulan la producción de estrógenos y progesterona, que a su vez regulan el ciclo desde el principio.

La práctica de deporte en modalidad de ocio no parece tener ningún efecto sobre el ciclo menstrual, sin embargo en las deportistas profesionales sí están demostrados ciertos cambios, unos transitorios y otros duraderos, que afectan al ciclo menstrual y a otras facetas de la vida sexual de la mujer, como la fertilidad.

En este proceso influyen muchos factores, pero parece que todos ellos desembocan en una causa final, que es la inhibición de la GnRH a nivel hipotalámico, lo que hace que se suprima el ciclo menstrual y se vuelva a unos patrones hormonales parecidos a los que tenemos antes de la pubertad. El entrenamiento trae consigo una serie de adaptaciones fisiológicas que en muchos casos hacen desaparecer o disminuir las diferencias que pudieran existir entre ambos sexos.

LA TRÍADA DE LA DEPORTISTA

En este tipo de mujeres deportistas se suelen asociar tres alteraciones características:

  • Trastornos alimentarios
  • Irregularidades menstruales
  • Fracturas de estrés

El hecho de que estos trastornos hormonales se asocien tanto a los trastornos alimentarios hace difícil a veces saber si son dos entidades separadas o si una es consecuencia de la otra (la disminución de la grasa corporal también contribuye a la amenorreafalta de menstruación– , ya que disminuye el número de estrógenos que tienen su origen en las células adiposas), lo que sí queda claro es que una va de la mano de la otra:

  • Mujeres deportistas con trastornos alimentarios: 15-62%
  • Mujeres no deportistas con trastornos alimentarios: 1%

La prevalencia de trastornos menstruales entre las deportistas varía mucho según el tipo de disciplina y según los distintos estudios, pero se ha visto que se da más frecuentemente en aquellos deportes en que la delgadez es una ventaja, como pueden ser las nadadoras o ciclistas, y se han visto casos de hasta un 40-50% en las bailarinas profesionales de ballet, gimnastas y corredoras de élite. Esta preocupación por bajar de peso puede llegar a convertirse en una obsesión cuando fijan el objetivo en el puro adelgazamiento en vez de en la puesta en forma. Muchas veces se llega al peligroso punto en que ninguna cantidad de ejercicio es suficiente y ninguna pérdida de peso es demasiada.

EN RESUMEN:

El entrenamiento intenso o duradero activa la secreción de hormonas que se comportan como antirreproductivas, inhibiendo el modelo normal de secreción pulsátil de las hormonas femeninas, provocando trastornos de la menstruación. Estos cambios podrían interpretarse como un mecanismo de adaptación, de conservación de energía para otros procesos biológicos (el cuerpo nota que otra actividad requiere más atención, y reserva la energía para el ejercicio sacrificando otros procesos).

Es más frecuente que las deportistas con amenorrea hayan iniciado su actividad deportiva a edades tempranas, antes de la menarquia (amenorrea primaria), antes de los 16 años. Cuando se produce en mujeres que ya han tenido la regla previamente suele desaparecer poco a poco, no repentinamente de un mes para otro.

[stextbox id=»alert» bgcolor=»1bc3e3″]Algunos estudios sobre mujeres que practican deporte a este nivel y conservan sus ciclos normales determinaron que los mejores resultados deportivos se empiezan a obtener 3 días después de la menstruación, y los peores en los días antes de la regla y el primero de ésta(por la retención de líquidos, dolor, etc.)[/stextbox]

¿BENEFICIOSA O PERJUDICIAL?

Los efectos todavía no están claros en su totalidad. Influyen la edad, la intensidad del entrenamiento, el tipo de deporte, la alimentación, predisposición de cada uno, factores ambientales y psicológicos, siendo muy difícil determinar en qué grado influye cada uno de ellos en cada persona.

De momento los estudios no revelan ningún deterioro ginecológico importante a largo plazo, y los ciclos menstruales se suelen reanudar después de cesar el período de ejercicio intenso, aunque el periodo de tiempo que tarda en volver es muy variable.

Esta falta de menstruación durante la vida de la deportista mucha gente la ve incluso conveniente y si lo pensamos bien, realmente tiene sus ventajas: desaparece el ciclo menstrual, lo que conlleva la ausencia de el síndrome premenstrual (que tantos problemas da a algunas), no se tienen dolores… Incluso se podría hablar de tener menor riesgo de padecer algún tipo de tumores estrógeno-dependientes (pero realmente esto no se podría considerar ventaja, ya que hay otros tumores que sí se “beneficiarían” de la falta de hormonas).

Todo esto, en principio parece todo bueno, pero como se suele decir, «demasiado bueno para ser cierto», así que también hay que echar un ojo a los inconvenientes, que los hay: por una parte tenemos el hecho de que una vez nos desaparece la regla, no sabemos a ciencia cierta cuánto tiempo vamos a tardar en ser fértiles otra vez(podrían ser de meses a años), y eso hay que tenerlo en cuenta si queremos tener hijos, y por otro lado tenemos el problema que tanto afecta después de la menopausia: la falta de hormonas femeninas lleva a la disminución de la densidad ósea que puede llevar a osteoporosis, lo que puede ser bastante peligroso teniendo en cuenta que nos estamos refiriendo a mujeres que practican deporte a alto nivel, donde un golpe podría fracturar un hueso más fácilmente. Por el contrario, un ejercicio más moderado de forma regular es el idóneo para combatir la osteoporosis.

SOLUCIONES

Lo primero de todo es hacer una buena campaña de prevención y diagnóstico en fases precoces, pero una vez tenemos delante a una mujer con esta patología, hay que empezar buscando la causa de la amenorrea, haciendo una buena historia clínica y las analíticas pertinentes, para orientarnos por dónde empezar a buscar (hormonas, alimentación, ejercicio, etc.).

Si determinamos que la causa es un ejercicio físico demasiado intenso lo principal es intentar ganar algo de peso: disminuir el ejercicio y aumentar la ingesta (siempre controlado por profesionales, por supuesto), y nunca hacerlo de forma brusca, hay que ir poco a poco para que el cuerpo se adapte. Se puede complementar con una dieta rica en calcio para proteger la densidad ósea.

El déficit hormonal más frecuente es el de progesterona, el cual se puede tratar con la administración de medroxiprogesterona en la segunda mitad del ciclo, que no sólo asegura los flujos menstruales (si los niveles de estrógenos son suficientes) sino que también ayuda a elevar la densidad de los huesos.

Y ya por último, pero no por ello menos importante, tenemos el  tratamiento psicoterápico, que muchas veces es el que ataja la verdadera causa del problema, y al que no hay que tener reparo en acudir si realmente se necesita.

BIBLIOGRAFÍA

-Traumatología y medicina deportiva. Medicina del deporte. Rafael Ballesteros Massó

-La nueva medicina deportiva. Lyle J. Micheli, Mark Jenkins

-Manual CTO de medicina y cirugía. Ginecología y Obstetricia

Imagen 1 | olympics.about.com Imagen 2 | thenextskinny.blogspot.com.es

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