El sedentarismo, la obesidad, los impuestos a las grasas…son un tema candente acerca del que escuchamos todos los días. Por eso en este artículo nos vamos a centrar más en hacer una reflexión sobre ello que en publicar un nuevo tema. Todo esto viene por una discusión con una amiga, que como yo está en el ámbito de la salud, y que me ha dejado pensando toda la noche. La primera pregunta  y como siempre es: que es primero el huevo o la gallina? ¿el sedentarismo o la obesidad?

Hay abundante información científica en la que se demuestra que a causa de la revolución industrial, la nueva maquinización de los trabajos y demás tareas que requerían cierto esfuerzo, la gente se mueve menos. Pero no sólo se mueve menos en la jornada laboral, sino también durante su tiempo libre. Nuestra duda es la siguiente: si el día tiene 24h y le restamos 8, que son las estipuladas para la jornada laboral, y 8 para dormir, todavía nos quedan otras 8h, para desarrollar algún tipo de actividad física, pero ¿Por qué nos volvemos sedentarios?

Por  naturaleza nuestro organismo está preparado para la actividad física, de hecho el no practicarla provoca dolencias y daños en el organismo que derivan en enfermedades e incluso la muerte, según los casos. Aún así todavía no reaccionamos, es más ni los médicos reaccionan. Parece que en los últimos años ha aumentado la conciencia acerca de los beneficios de la actividad física en todos los estratos sociales, sin embargo no hay coherencia. Los médicos recomiendan actividad física, sin tener un conocimiento profundo de qué tipo de actividad física es recomendable para caso, que cantidad es necesaria para un efecto beneficioso ni de como ejecutarla.  Quién no ha ido al médico por dolor de espalda y le ha sido recomendado el ir a nadar, sin ni saber cómo nada el paciente? otra situación muy recurrente es el recetar medicamentos para enfermedades que con la práctica de actividad física adecuada podría ser mejorada.  Entonces, ¿Porqué médicos y profesionales de la educación física y del deporte no trabajan de forma conjunta?, ¿Porqué no hay un profesional de la educación física en el centro médico?(ahora nos dirán que es por la crisis), pero la verdad es que no interesa económicamente, ya que el vender medicamentos es mucho más rentable que el promocionar salud.

Por otro lado, ni en la escuela o instituto, principal contacto de los niños con una educación formal se promueve un estilo de vida activo y sano. Teniendo en cuenta primeramente que dos horas (2×50′) de clase de educación física a la semana no cubre las recomendaciones saludables del Colegio Americano de Medicina del Deporte, quien recomienda 30 minutos de actividad física moderada todos los días o al menos 5 días a la semana, para un efecto beneficioso sobre la salud. Otro parte fundamental por la que las escuelas o institutos fallan en la promoción de un estilo de vida sano son las comidas. Bien es sabido, que muchas centros cojean en la alimentación que ofrecen a sus alumnos, las comidas congeladas y no equilibradas, deberían ser causa de queja y mejora. Además de eso, ¿Porqué no se aprovechan el comedor y el descanso a mediodía para educar a alumnos en una alimentación sana y equilibrada? Aunque no solo es culpa de estos centros, sino también de las familias que cada vez están menos involucradas en una educación alimentaria.

Y esto nos lleva al tema de la obesidad. ¿Quién tiene la culpa de los niños obesos? ¿y de los adultos? si no practicamos actividad física existe una alta probabilidad de que engordemos, pero si además comemos mal, esa probabilidad aumenta y con riesgo de sufrir obesidad. La dieta mediterránea está siendo dejada de lado, la comida rápida, las prisas y el no educar a los niños lleva a un estado de niños con sobrepeso, que en un futuro serán adultos obesos.  Entonces, deberíamos promover, educar, motivar y en algunos casos forzar, a la práctica de actividad física y a una dieta sana.

En las ocho horas restantes de nuestro día, tendríamos tiempo suficiente para todo esto, es cierto que ahora la mayoría de los pasatiempos son sedentarios (el mirar la tv, jugar a los videojuegos, leer…), pero aún así tendríamos tiempo para 40 minutos o una hora de actividad física todos los días.

Sin embargo, una vez llegado al punto del sobrepeso, pero sobre todo de obesidad ¿Cuál es la solución? ¿Ir al médico? ¿Practicar actividad física? ¿Tomar medicamentos?  ¿Imponer impuestos para obesos?  Las dos primeras son las básicas, ir a un nutricionista, cambiar la dieta y hacer ejercicio. Sin embargo, normalmente el ser obeso implica otro tipo de enfermedades que requieren de tratamiento médico y que si no son tratadas con medicamentos la calidad de vida del paciente desmejora acentuadamente e incluso provocan la muerte. Entonces, ¿Porqué seguimos sin reaccionar? ¿Qué hay en nuestro cerebro que nos lleva a aceptar el estar gordos como algo normal?¿Que nos ha llevado a aceptar esta epidemia, que es mundial, y que mata a más personas por año que otro tipo de enfermedades, en teoría más dañinas? ¿Será que la comodidad de estar en el sofá, disfrutar comiendo exceso de grasas (porque normalmente la comida basura es sabrosa) compensa y nos llena más que una buena ensalada y una tarde en el parque? ¿O será la solución poner tasas sobre este tipo de alimentos hiper-caloricos? ¿Un impuesto a la obesidad? ya que parece que la gente solo modifica sus hábitos cuando se tocan los bolsillos.  Se ha demostrado en varios estudios en Estados Unidos, como ya hemos comentado en artículos anteriores, que el imponer ciertos impuestos a bebidas azucaradas y comida basura, se podría reducir la prevalencia mundial de varios tipos de enfermedades de forma notable. Entonces, ¿Porqué no se aplica? pero ¿Lo consideramos justo?

Mi amiga dice, y yo concuerdo, que para evitar la obesidad hay que cambiar todo el sistema, desde la mentalidad de las personas, hasta las leyes que rigen un país. Pero ¿Es posible? ¿Quién le va a decir a un local de comida rápida que no la venda, que haga porciones más pequeñas, que cobre más? ¿Es culpa de estos lugares que la gente se vuelva obesa? ¿O es la comodidad que nos ha invadido hasta tal punto que no queremos perderla en pro de algo que requiere un poco de esfuerzo? al final es un círculo vicioso, porque queremos calidad de vida, pero queremos el sofá y no hacemos  ejercicio ni tenemos una dieta sana, entonces ¿Cuál es nuestra prioridad?Es necesario un cambio de perspectiva y abrir los ojos ante unos hábitos que nos deterioran y nos enferman e incluso acortan nuestra vida. Por lo que ¿Quién va a dar el primer paso?

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