La forma deportiva
De forma común y en el lenguaje coloquial se usa el término de forma deportiva, por ejemplo en frases como: “Está en buena forma” (refiriéndonos a las cualidades físicas de una persona) o “Está en baja forma” o “Le falta coger forma” (para salientar la falta de resultados óptimos o la desadaptación al ejercicio físico). Pero, ¿se emplea correctamente este término?, ¿Qué es realmente lo que intentamos expresar con el “estado de forma”?, ¿A qué nos estamos refiriendo?
Al contrario de lo que se piensa de forma tradicional, la forma deportiva no se puede limitar a un breve espacio de tiempo. La forma deportiva es un concepto propio del rendimiento, lo cual, no se corresponde con el uso que se le da a este término dentro de la salud y la actividad física (un uso que es el expuesto de forma genérica en el párrafo introductorio). Así pues, ¿Cómo se entiende a forma deportiva, dentro del campo del rendimiento?
Dentro del rendimiento, se entiende la forma deportiva como “el estado de capacidad de rendimiento óptimo que el deportista alcanza en cada fase de su desarrollo deportivo gracias a la formación adecuada” (Matveiev (1977), quiere decir esto, que se considera que un deportista posee o se encuentra en un buen estado de forma, cuando los resultados se adecúan a lo esperado, o superan los objetivos fijados, dentro de cada fase del entrenamiento. Refiriéndonos, a un periodo de tiempo que va desde una temporada hasta la vida deportiva (depende de la modalidad deportiva, el sistema de competición…). Por el contrario, nos referimos a la falta de forma cuando el rendimiento no alcanza los objetivos mínimos exigidos dentro de cada fase (puede ser debido a causa ajenas al plan de entrenamiento, como lesiones, enfermedades…).
La pérdida de esta forma deportiva y del rendimiento se puede deber a:
– Entrenamiento excesivo
– Esfuerzo excesivo
– Deficiencias físicas (lesiones)
– Factores externos perturbadores (problemas familiares, sociales, amorosos…)
– Disminución de la caga de entrenamiento.
Fases de la forma deportiva.
Prácticamente todos los autores coinciden en distinguir tres fases dentro de la vida deportiva de un atleta, para estudiar la forma deportiva:
- La fase de desarrollo. Que coincide con el periodo preparatorio, donde tratamos de potenciar todos los órganos y sistemas que el atleta va a necesitar para su carrera deportiva y donde además se pondrá especial empeño en aquellas cualidades o aspectos específicos de la propia modalidad.
- La fase de estabilización. Coincide con el periodo donde el deportista ha alcanzado su nivel óptimo. La duración de esta fase va a depender de la duración y forma en que se desarrolló.
- La fase de pérdida de forma deportiva. Se caracteriza obviamente por un descenso de la capacidad de rendimiento del deportista. La reducción del nivel de rendimiento depende de las actividades realizadas durante el periodo de transición y de las características del desarrollo individual de cada atleta
Síntomas que caracterizan un buen estado de forma.
Según Lainer (1980), los principales síntomas que presenta el deportista cuando está en su mejor momento, son los siguientes:
– El deportista es capaz de alcanzar su mejor resultado
– Trabaja con un rendimiento muscular elevado
– Sus cualidades motoras están al nivel o por encima del que requiere la competición
– Resuelve rápidamente las situaciones tácticas
– Obtiene una buena evaluación o efectividad en sus ejecuciones técnicas o tácticas
– Trabaja prolongadamente con gran economía en sus funciones fisiológicas.
– Tardan en aparecer los signos de fatiga
– Puede recuperar rápidamente los potenciales energéticos
– Magnífica coordinación en sus acciones
– Concentra su atención en la tarea asignada, llegando a ser capaz de autoevaluarse
– Superar obstáculos inesperados que surgen en competición
– Es capaz de controlar las emociones.
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