Estrés: definición.

El estrés es una respuesta no específica del organismo, con carácter adaptativo a una determinada situación.Está condicionado por tres variables: el medio externo (situación), la percepción personal de esa situación y las distintas respuestas ante ella.

Se produce cuando existe un desequilibrio entre lo que el deportista percibe con sus capacidades y lo que el ambiente le demanda (principalmente cuando siente que carece de habilidades adecuadas o cuando no dispone del tiempo necesario para solventarlas) (Dosil y Caraenl 2003; Jones, 1990). Existen dos categorías de estrés (Selye, 1983): el “estrés bueno” o positivo (“eustress”) y el “estrés malo” o negativo (“distress”).

–          Positivo: se produce cuando la activación sirve al deportista de estímulo y motivación para poder responder de forma correcta y adaptada a la situación.

–          Negativo: se produce cuando el deportista responde de forma descontrolada y con excesiva activación, es decir, de forma inadaptada y negativa.

Algunas fuentes y efectos de la ansiedad y estrés en el deporte.

–          Importancia del evento: suele ser una de las principales fuentes de estrés. Cuanto más importante es el evento mayor probabilidad existe de que el deportista esté estresado. No solo depende de la trascendencia a nivel social, sino de la percepción individual. Por este motivo, un deportista puede tener un nivel de activación muy alto en un campeonato y en otro muy bajo.

–          Inminencia del evento: a medida que se acerca la situación que puede causar estrés, esta aumenta. La fecha y hora de un determinado entrenamiento o competición se convierten en un poderoso referente que va a condicionar la vida del deportista. A medida que se acerca el evento aumenta el nivel de activación, por lo que se hace necesario la utilización de estrategias psicológicas para controlarlo.

–          Amenaza de fracaso: cualquier situación en la que una persona se sienta amenazada, es estresante y más, cuando esa amenaza se traduce en fracaso deportivo. La evaluación de las personas del contexto deportivo o fuera de él se convierten en auténticos estresares, pues el deportista se siente examinado y con una mayor responsabilidad ante la posibilidad de fracaso. Para solucionar las situaciones potencialmente amenazantes es importante que el deportista haga una autoevaluación del fracaso o el éxito por parámetros objetivos establecidos previamente.

–          Experiencias frustrantes: los eventos pasados que no han sido agradables, bien por una mala actuación o por un resultado negativo, se mantienen en la memoria del deportista y pueden ser un motivo de estrés para las siguientes competiciones/entrenamientos. Igualmente, durante un evento, un error puede desencadenar una serie de pensamientos negativos que aumentan la activación y la convierten en factor determinante en el rendimiento. Por ello el deportista debe tener la capacidad de saber detener los pensamientos relacionados con competiciones anteriores y centrarse en la que tiene que realizar. Este control mental es imprescindible en modalidades que tienen competiciones cada poco tiempo. Deberá evaluar lo positivo y lo negativo de la competición (o entrenamiento) y sacar conclusiones que le puedan ayudar en el rendimiento futuro.

–          Otros factores personales, familiares o profesionales también pueden desencadenar cuadros de estrés. El psicólogo, así como el entrenador, deberán prestar especial atención a estos factores, puesto que le ayudarán a comprender su estado de ánimo, su nivel o grado de motivación, etc.

Bibliografía:

–          Dosil, Joaquin. “Psicología de la actividad física y del deporte”. Editorial: McGrawHill. Madrid (2004), España.

–          Harris, D.V. “Psicología del deporte”. Editorial: Hispano Europa. Barcelona (1992), España.

–          Lorenzo González, J. “Psicología y deporte”. Editorial: Biblioteca nueva. Madrid (1992), España.

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