En la sociedad actual los problemas cardiovasculares son una de las causas más frecuentes de enfermedad y muerte, especialmente en los países del denominado “primer mundo” en el que está muy extendido un estilo de vida en el que el sedentarismo y la mala alimentación son el día a día de una gran parte de la población. Ya sea por comodidad, por falta de tiempo, por el estrés que produce el ritmo tan acelerado de vida que se nos exige muchas veces, dejamos de lado el cuidado de nuestro cuerpo y nuestra salud.

En el tema que voy a tratar hoy intentaré explicar de forma sencilla en qué consiste un infarto agudo de miocardio (IAM), algunos consejos para prevenirlo y por qué es tan importante hacerlo.

¿En qué consiste un infarto de miocardio?

Podríamos definir infarto (tanto en el corazón como en cualquier otro órgano) como un episodio de isquemia en el que una parte de tejido se queda sin riego sanguíneo, y por tanto sin aporte de oxígeno ni nutrición, el tiempo suficiente para que este sufra un daño irreversible, es decir, que las células se mueran. En el caso del corazón esto se produce porque se ocluye algún punto de las arterias coronarias.

El miocardio recibe sangre arterial a través de estas dos arterias coronarias (derecha e izquierda) que salen en la base de la arteria aorta poco después de su nacimiento. Entre las dos se reparten todo el territorio cardíaco, que en ocasiones varía, creando el término de dominancia derecha o izquierda (depende de quién sea la rama de la arteria descendente posterior).

La causa de oclusión más frecuente es la aterosclerosis coronaria, que consiste en la formación de una placa de ateroma por depósito y proliferación de material graso (colesterol LDL principalmente) y células en algún punto, que puede crecer hasta ocluir el diámetro de la arteria o incluso desprender algún fragmento que cause oclusión en otro lugar. Consta de varios estadios distintos:

1. Proliferación de la célula muscular lisa

2. Placa pequeña, pero con gran contenido en grasa. Es muy vulnerable y puede sufrir una fisura fácilmente y provocar una trombosis

3. Rotura de la placa, que se sigue de la formación de un trombo que no es oclusivo, pero que produce un crecimiento rápido de la misma

4. Rotura de la placa, que forma un trombo oclusivo y consecuentemente un síndrome coronario agudo

5. Placa que ha crecido lentamente a lo largo del tiempo, que está muy avanzada y que finalmente se ocluye por un trombo. En estos casos de crecimiento lento normalmente da tiempo a que se forme circulación colateral (ramitas arteriales que crecen alrededor de la lesión y que suplen su función), siendo en la mayoría de los casos un episodio sin síntomas.

Factores de riesgo para la ateroesclerosis coronaria

Son factores de riesgo importantísimos la hipercolesterolemia (colesterol total >200-220 mg/dl, LDL >160mg/dl, HDL<35mg/dl), la hipertensión arterial y la diabetes mellitus. Mención aparte merece el tabaquismo, factor de riesgo indiscutible, en el que numerosos estudios demuestran reducción de la mortalidad posterior en supervivientes de infarto y menor riesgo de que recurra en pacientes que dejaron de fumar tras el episodio. La caída del riesgo se produce de forma muy rápida, por ejemplo, la posibilidad de un nuevo IAM disminuye a la mitad al año de la suspensión del tabaco, para llegar a igualarse con el de los no fumadores de forma gradual en un par de años más.

Por otro lado están otros factores que parece ser que influyen pero con menor importancia, como son la elevación de los triglicéridos, la vida sedentaria, la obesidad abdominal, el estrés psíquico, sexo masculino, etc. Los estrógenos en la mujer ejercen un papel protector, sin embargo no se ha llegado a demostrar que el tratamiento con terapia hormonal sustitutiva en la menopausia disminuya el riesgo de cardiopatía isquémica, sino todo lo contrario, ya que aumenta el número de eventos coronarios.

El consumo de alcohol tiene un efecto en “J”, esto quiere decir que consumos reducidos parecen ser protectores mientras que un consumo elevado es perjudicial.

Cuando la arteria se ocluye

Cuando esto ocurre se producen las patologías englobadas en las cardiopatías isquémicas. En primer lugar tenemos los episodios de angina de pecho (o ángor) que consiste en episodios de isquemia miocárdica transitoria que ocurre siempre en circunstancias parecidas. Lo que nota el paciente es una opresión en el centro del pecho que comienza y desaparece paulatinamente, y que puede irradiarse a otras zonas (como brazo o mandíbula) y acompañarse de otros síntomas como sudoración fría o náuseas.

Se denomina angina estable cuando ocurre siempre en las mismas condiciones y de intensidad parecida (por ejemplo, al caminar durante una hora, o al subir 4 pisos andando) pero cuando los síntomas empiezan a aparecer con menores esfuerzos se pasa a denominar angina inestable, pasando a formar parte junto a los infartos de los denominados síndromes coronario agudos o SCA.

En un grado mayor de gravedad tenemos ya los infartos. Los síntomas son los descritos anteriormente, pero que no ceden con el reposo y suelen durar una media hora. Aquí ya se produce una muerte importante de tejido cardíaco que dependerá de qué parte de las coronarias se ocluya. Si se afecta una parte muy extensa puede que el paciente ya no sobreviva al episodio, pues el tejido infartado queda totalmente inútil y el corazón ya no es capaz de latir. Cuando el paciente sobrevive y llega al hospital será tratado con urgencia y se efectuarán las pruebas oportunas para optimizar el tratamiento en cada caso, y también la prevención de complicaciones (arritmias, rotura de paredes cardíacas…) y reinfartos ya que los días posteriores al episodio son muy críticos.

Es mejor prevenir

La práctica de un ejercicio aeróbico con regularidad es beneficioso no solo porque fortalezca el corazón, sino porque mejora muchos de los aspectos que aumentan el riesgo de padecer un infarto: ayuda a reducir la hipertensión arterial, es fundamental para conseguir bajar de peso, hace que mejore la irrigación del corazón y de los músculos en general. Todo esto sumado a una buena dieta es ideal para reducir riesgos.

Es importante tener una vida activa tanto para prevenir los síndromes coronarios como para prevenir futuros episodios una vez se ha sufrido ya alguno, con mucho más cuidado en el segundo caso y siempre asesorado por profesionales.

Uno de los problemas en la prevención de estas patologías es que es algo tan a largo plazo que no somos conscientes de que estamos enfermando, no es como “si me doy un golpe sé que me duele, por lo tanto voy a procurar no darme golpes”. Con esto quiero decir que es muy difícil empezar a cuidarse pensando en que voy a evitar ciertas complicaciones dentro de 30 años, porque una vez establecida la enfermedad no basta con tomarse un Danacol de vez en cuando (por poner un ejemplo, no es que tenga nada en contra) sino que ya es hora de tratarla, no de prevenirla.

Así que no lo demores más, empieza a cuidarte, pregunta a tu médico si tienes dudas, haz ejercicio adaptado a tus características, come saludable, y olvídate de “el lunes empiezo”, un jueves es un día fantástico para empezar a vivir mejor.

Bibliografía:

-Cardiología. Manual CTO de Medicina y Cirugía

-MedlinePlus

3 comentarios

  • Muy buena información. Yo que justo ultimamente deje de practicar natación.

  • Jose Arnedo dice:

    Hola,

    He llegado a tu blog a través de un comentario que has dejado en el 20 Minutos…

    Coincido con el otro comentario; muy buena información, en un blog muy completo y muy trabajado… Muchas gracias por compartirlo.

    Te invito a entrar a ver mi trabajo, por si te resulta interesante.

    Un saludo, que vaya todo muy bien en el 2012,

    Jose

    http://josearnedo.blogspot.com

  • Muy buen aporte. Los infartos son las enfermedades que más muertes generan en todo el mundo. Por este motivo, tener conocimientos de cómo prevenirlos o como actuar si se llegaran a presentar es de vital importancia.

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