En el siguiente artículo vamos a tratar el papel que tiene la actividad física en el tratamiento y sobre todo la prevención de la obesidad. No hace mucho publiqué un artículo sobre una pastilla que sale a la venta en EE.UU como tratamiento para la obesidad, y me parece muy bien, pero debemos darnos cuenta de que el objetivo no debe ser tratar, sino que debemos luchar por la prevención, cosa que por las grandes empresas farmacéuticas y su gran poder en la sociedad moderna.

Haceros la siguiente pregunta ¿Cuanto se ahorraría la sanidad si se instaurara un buen sistema de prevención?, solamente con incluir 30 minutos de actividad física diaria, en donde tengamos un gasto energético mayor que estar sentado delante del ordenador o la televisión conseguiremos evitar la ganancia de peso que se consigue con los años, esto traducido no es solamente «kilos de menos» sino que son:

  • Disminución de la mortalidad.
  • Mejora de la salud cardiovascular.
  • Previene multitud de enfermedades.
  • Refuerza la integridad musculo-esquelética.

El fomento de la actividad física debe utilizarse en la prevención desde la infancia hasta la edad adulta.

La actividad física es utilizada en todos los programas de pérdida de peso, combinado claramente con una restricción calórica o dieta, esto ha sido estudiado extensamente, en donde  además de todos los beneficios de la actividad física, si la utilizamos paralelamente con una dieta lograremos una reducción de peso mayor que con la dieta sola.

Existe una pequeña evidencia que sugiere que el ejercicio solo provoca magnitudes de pérdida de peso muy similares a cuando solo modificas la ingesta calórica (National Heart, Lung and Blood Institute, 1998), pero en una revisión de Ross (2000) concluyó que cuando el déficit de energía se mantiene constante el ejercicio puede inducir a la pérdida de peso. Este mismo autor, demostró que con un déficit de energía de 700 Kcal provocado solamente por ejercicio con una ingesta calórica constante puede resultar en una pérdida de peso de 7,6 kg en 3 meses, en cambio si este déficit se hace solamente reduciendo la ingesta (dieta sin ejercicio) la pérdida de peso será de 7,4 kg.

Cuando ambas se asocian (dieta y ejercicio) el mayor beneficio que podemos observar es la preservación de la masa magra o masa muscular, además de conseguir mantener durante más tiempo la pérdida de peso conseguida, aumentando la oxidación de las grasas, principalmente de la región central del cuerpo.

Existen evidencias de que los cambios en el peso corporal están influenciados por la genética de los individuos, hay personas que responden positivamente, reduciendo el peso corporal al incluir un programa de ejercicio físico, pero otras no tienen resultados (Bouchard et al., 1994), así mismo si existe un componente genético, también se observan diferencias según el género, en donde (Wood et al, 1991) observaron que el efecto del ejercicio es mayor en los hombres.

[stextbox id=»alert» bgcolor=»13b3eb»]El ejercicio puede ser prescrito como un medicamento, teniendo en cuenta el tipo, duración, frecuencia, y analizando los resultados obtenidos, pero en la actualidad los profesionales de la actividad física están bastante apartados de la sanidad.[/stextbox]

¿Que pasaría si los profesionales de la actividad física para la salud realizaran su trabajo en la sanidad pública? la dejo en el aire…

Me gustaría destacar que existen los médicos deportivos, pero estos claramente son muy pocos y al final el que te receta realizar actividad física es tu médico de cabecera que seguramente sepa los beneficios del mismo, pero no está especializado, y te receta «haz ejercicio» en vez de explicarte correctamente como cuando y donde, cosa que los prospectos de cualquier medicamento si dicen.

Una actividad física controlada y supervisada puede tener grandes beneficios y prevenir las lesiones que se pueden producir por una mala práctica, existen multitud de estudios que nos hablan de los beneficios de la actividad física de intensidad baja-moderada, como los que ya hemos dicho: mejora cardiovascular y metabólico, pero además tiene otros muchos que están muy relacionados con enfermedades muy conocidas, ayudándonos a mejorar el control de la glucemia, lipidemia, presión arterial, incluso logrando una mejor distribución de nuestra grasa corporal.

Qué opináis:

  1. ¿Sois de los que pensáis que el ejercicio físico no ayuda en el tratamiento de la obesidad o en la prevención de la misma?

Si os interesa saber como debe ser un programa ideal de pérdida de peso pulsar aqui.

BIBLIOGRAFÍA:

Márquez, S.; Garatachea, N. et. al. «Actividad física y salud»

2 comentarios

  • Paco García Fuentes dice:

    Hola Héctor:

    Que los CCAFyD estuvieráis presentes en la Sanidad Pública sería un avance, aunque queda muchísimo camino para que eso pueda ser una realidad, precisamente porque antes tendrían que entrar los médicos deportivos. La figura del médico del deporte debería ser el puente, así que por mucho que los CCAFyD se empeñasen…sería muy difícil cambiar la LOPS 44/2003, que es la que rige las profesiones sanitarias.

    Aún así hay que seguir haciendo fuerza en la prevención, que desde ahí se podrá integrar la actividad física como tratamiento. Estoy seguro que ese es el camino.

    Soy un firme defensor del ejercicio físico como prevención y tratamiento de multitud de enfermedades. En este caso comparto con vosotros bibliografía más reciente y clarifiacadora sobre la obesidad y la farmacoterapia.

    Un ensayo clínico aleatorizado realizado sobre 64 pacientes, (1. Ho et al. 2012) planteó un programa de entrenamiento de 12 semanas compuesto por ejercicios de fuerza-resistencia, de ejercicio aeróbico o una combinación de ambos, de intensidad moderada durante 30 minutos, cinco días a la semana. El estudio demostró mejoras en el perfil de riesgo cardiovascular de los participantes en el estudio con sobrepeso y obesidad, comparados con el grupo control, que no realizó ningún ejercicio. En observaciones del autor, combinar los ejercicios proporciono mayores beneficios para pérdida de peso, pérdida de grasa corporal y capacidad cardiorrespiratoria que las modalidades de entrenamiento aeróbico y de fuerza-resistencia por separado. Un programa de ejercicio combinado por lo tanto, se debe recomendar para el entrenamiento de adultos con sobrepeso y obesidad.
    Aunque limitado en cantidad, las pruebas de ensayos aleatorios existentes en las que las intervenciones son mediante Actividad Física, sugieren que el ejercicio y muchas de las intervenciones farmacológicas a menudo son potencialmente similares en cuanto a los beneficios sobre la mortalidad en la prevención secundaria de la cardiopatía coronaria, rehabilitación después del accidente cerebrovascular, tratamiento de la insuficiencia cardíaca y prevención de la diabetes (2. Naci et Ioannidis, 2013)

    1. Ho SS, Dhaliwal SS, Hills AP, Pal S. The effect of 12 weeks of aerobic, resistance or combination exercise training on cardiovascular risk factors in the overweight and obese in a randomized trial; BMC Public Health. 2012;12:704. ANZCTR number: ACTRN12609000684224.

    2. Naci H, Ioannidis J. Comparative effectiveness of exercise and drug interventions on mortality outcomes: Metaepidemiological study. BMJ 2013; 347:f5577. Disponible en: http://www.bmj.com/content/347/bmj.f5577.

    Felicidades por el blog, ya he votado por vosotros para el Premio Bitacoras 🙂

    Saludos.

    • Muchas gracias por el comentario Paco, la verdad es que el camino sabemos cual es, ahora falta trabajar para ganarnos ese pequeño hueco en el campo de la salud. Cada día salen nuevos estudios relacionando actividad física y beneficios en prevención de enfermedades, y estas actualizaciones ya han sido repetidas en otras investigaciones. La evidencia sobra, ahora falta poder ponerla en práctica y sobre todo que todo especialista en el deporte esté correctamente actualizado y aplique siempre algo más o menos similar, guiándose por la ciencia.

      Un abrazo, y gracias

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