En este nuevo artículo vamos a aparcar el tema deportivo y vamos a volver a incidir en la salud de nuestros jóvenes recapitulando sobre la droga legal más consumida en España, el alcohol. Recientemente ha salido publicado un artículo llamado «El hijo de ‘botellón’, los padres en la inopia». Lo que se refiere a un problema de salud pública de primer grado y que ha sido reflejado por  el estudio Jóvenes y Alcohol de la Fundación Pfizer, en el cual se hace referencia a datos como que el 68% de jóvenes entre 12 a 18 años han consumido alcohol alguna vez en su vida. Pero lo que es todavía más escalofriante es que el 49% pertenece a preadolescentes entre 12 y 15 años. De forma de que uno de cada 10 jóvenes de 12 a 18 años consume alcohol semanalmente, y algo más de un tercio una vez al mes. Además parece q los licores fuertes lideran el ranking, sobre todo combinado con refrescos. Esto es un problema de primer grado de salud.

Entre la permisividad, la ignorancia y el temor. Así viven los padres y madres españoles el consumo de alcohol de sus hijos menores de edad. De forma que el consumo de alcohol entre adolescentes es un hecho socialmente aceptado dentro de la cultura mediterránea.

El consumo de alcohol en momentos festivos y esporádicos, como comidas y celebraciones familiares, es normalmente aceptado por los progenitores ya que el consumo de alcohol es realizado en su presencia. La Organización Mundial de la Salud (2005) asegura que o consumo de alcohol es considerado el  tercer factor de riesgo en los países industrializados y el principal en los países en desarrollo, contribuyendo a más de 60 enfermedades, trastornos y  lesiones (cáncer de esófago, cirrosis, crises epilépticas, homicidios, accidentes de tránsito…). La cantidad de personas que consumen alcohol, lo establece como la droga legal más consumida en España y que una gran mayoría de los menores bebe.  Sin embargo, parece que este dato está en contra de lo que los padres piensan del nivel de consumo de sus hijos.

Una pregunta clara que refleja este hecho es: ¿Con qué frecuencia, en términos generales, sueles tomar bebidas alcohólicas? De los chavales de entre 12 y 18 años, el 34,3% contesta que lo hace al menos una vez al mes. Pero sus padres creen que eso sucede solo con el 19,1% de sus hijos. La diferencia son 15,2 puntos, lo que es muy significante. Por otro lado, cuando nos referimos a qué edad el hijo/a empezó a beber los chicos dicen que lo hicieron con 13,7 años de media, pero los padres creen que fue a los 15. Además el  deseo de experimentar y las fiestas familiares son las razones de más peso para comenzar a beber alcohol. Sin embargo la mayoría de las veces los padres lo niegan o dicen que a sus hijos les han echado algo en la copa.

Lo más traumático de todo esto es que si hay niños de 12 años que han bebido alguna vez en su vida, también los hay menores. Por lo que el 8,1% empezó a beber antes de los 10, y el 20,5% antes de los 12.

Es interesante ver las diferentes opiniones de padres e hijos, en las que el porcentaje de equivocación se eleva a un 33% si se le pregunta a los padres si sus hijos toman licores fuertes, por ejemplo. La  permisividad de los padres es un factor muy importante en este tipo de consumo, ya que la idea de «es solo un poquito» equivale al inicio en el consumo de alcohol de entre un 23% a un 25% de adolescentes, lo que puede acabar en una seria adicción al alcohol. Es gracioso analizar los datos y pensar que en la mayoría de los casos los padres (50%) piensan que a sus hijos no les gusta el alcohol o les sienta mal , cuando solo un 15% de los adolescentes confirma este hecho.

En este momento me gustaría referirme a un anuncio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción en el que se representa claramente esta situación.

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Como podemos ver aquí los padres e hijos viven en su propio mundo, sin escucharse mutuamente, lo que es reflejado en este estudio. El consumo de alcohol a pesar de ser popularmente extendido, sigue siendo un tema tabú. Yo no le cuento a mis padres y ellos no me preguntan.  Siempre es mejor ser el padre «colega» que el que «carroza que no entiende la vida moderna». Pero el aprendizaje es un camino por el que todo adolescente debe pasar y aprender que el alcohol es dañino es fundamental. Estudios han demostrado que afecta al desarrollo intelectual y físico de los menores. Por lo que la idea de que un poquito nada más no hace daño, no vale. Ya que puede dar lugar a:

  • Disminución de los reflejos y alteración de los sentidos.
  • Excitación y pérdida de la vergüenza y control.
  • Afecta al juicio y coordinación de los movimientos, del habla, etc.
  • Afecta a la memoria.

Y en niveles excesivos podemos llegar al:

  • COMA ETÍLICO: Esto sucede luego de que la persona bebe mucho y pierde el conocimiento, con el riesgo de vomitar y ahogarse con el propio vomito. Es por ello que se debe poner a la persona de costado si llega a quedar inconsciente.
  • POLINEURITIS: Es la inflamación de los nervios, lo cual provoca un gran dolor.
  • PROBLEMAS CARDIOVASCULARES: Se pueden dar distintos problemas en el corazón, hay un aumento de la tensión arterial.
  • CIRROSIS: Degeneración del hígado en su función de purificador y de asistente en la coagulación de la sangre. La consecuencia de esto es que se producen sangrados masivos.
  • CÁNCER: Los más comunes son los de estomago, de garganta, de laringe y de esófago. 

Esta enfermedad también trae aparejada, PANCREATITIS, ÚLCERAS GÁSTRICAS, FRIGIDEZ (en las mujeres), IMPOTENCIA SEXUAL (en los hombres), ENVEJECIMIENTO PREMATURO y SÍNDROME DE ABSTINENCIA EN LOS BEBÉS.

Esta adicción también tiene consecuencias desde el lado psíquico ya que provoca EPILEPSIA, DEPRESIÓN, PSICOSIS, DELIRIUM TREMENS, LAGUNAS DE MEMORIA (que no se recuperan), DEMENCIA POR EL ALCOHOL, CELOTIPITA (celos sin fundamento real), y hasta la MUERTE.

Sin embargo, debido a nuestra cultura vitivinícola, el  alcohol está presente en todo, desde las fiestas a la religión. Por eso, y con más razón, debemos enseñar y formar. Aprender a beber es básico y vigilar los primeros años de contacto con la bebida, lo que es inevitable, es fundamental.  Se ha dicho que el 85% aprende a beber sin complicaciones, pero hay un 15% que está en peligro, por lo que se requieren mayores esfuerzos y mayor numero de campañas centradas en su educación. El mayor problema de todo esto, es que ese 15% se traduce en aquellos que se emborrachan en los botellones, y que al llegar a la adolescencia empiezan con el consumo de otro tipo de drogas. Por lo tanto este 15% tiene predisposición a la adicción, lo que es una enfermedad de causas biológicas, según algunos expertos.

Por lo tanto, es importante tener en cuenta que el alcohol afecta a todos los niveles de nuestro organismo, biológicos, psicológicos y sociales. El alcoholismo en la adolescencia está aceptado socialmente, lo que significa comenzar a consumir alcohol en cualquier momento del día, en grandes cantidades y sin reparar en las consecuencias negativas. Sin embargo deberíamos ser un poco más conscientes de lo que ofrecer un vasito de champán significa para un niño, y las consecuencias que pueden acarrear en él, no solo en el presente, sino también en un futuro. La adolescencia es cuando la mayoría de los hábitos saludables son establecidos para el resto de nuestras vidas, por lo que con este estudio se abre el debate entre tradición y educación en la lucha contra el  consumo de alcohol.  Aquí me gustaría terminar con una frase de este artículo la que dice:

El alcohol está ahí, y la cuestión está en abordarlo sobriamente

BIBLIOGRAFÍA:

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