Todo lo relacionado con las adicciones, como todos sabemos no será muy positivo, según la OMS la podemos definir como una dependencia o necesidad hacia una sustancia o actividad, en este caso la adicción será hacia el ejercicio físico. En la actualidad multitud de estímulos recorren todos los medios para animar a todas las personas a practicar ejercicio físico, pero hay que decir que todo tiene un límite y unas recomendaciones. Los mayores beneficios de la práctica de ejercicio físico se obtienen con niveles de actividad bajos o moderados y a medida que estos niveles aumentan paralelamente se observa una disminución de los beneficios. En este sentido debemos nombrar la frase conocida por todos «mas no siempre es mejor», ya que a partir de ciertas cantidades los riesgos aumentan y pueden aparecer algunos problemas derivados del ejercicio.
¿Cuando consideramos que el nivel de ejercicio físico es obsesivo? Claramente será cuando existe un nivel excesivo de práctica, y puede llegar a ser una adicción en el momento en que la dedicación al ejercicio es tal que llega a empobrecer a otras facetas de la vida de las personas (Devis, 2000).
Otros autores diferencian entre adicción positiva y adicción negativa al ejercicio, siendo la primera la que nos da fortaleza psicológica y aumenta nuestra satisfacción vital. Utilizamos esta adicción positiva para ser mas fuertes y conseguir un mayor estado de bienestar. Por ello una persona que realiza ejercicio físico obtiene una serie de ventajas, y es capaz a entender el ejercicio físico como algo importante en sus vidas, pudiendo integrarla en su día a día con sus demás responsabilidades. El problema es que entre la adicción positiva y la adicción negativa solamente hay un paso, cuyos límites no están establecidos.
La adicción negativa al ejercicio físico la podemos definir como «Dependencia psicológica y fisiológica de un régimen regular de ejercicios caracterizado por sufrir un síndrome de abstinencia una vez transcurridas 24-36 horas sin realizar ejercicio» (Weinberg y Gould, 1996), o lo que es lo mismo, la vida acaba estructurándose alrededor del ejercicio físico, que será lo que más nos importa, implicando un desinterés en las demás labores y responsabilidades de nuestra vida, tanto a nivel laboral, como familiar.
Algunos autores hablan de 2 tipos de dependencias hacia el ejercicio:
- Dependencia del movimiento.
Al buscar la perfección en un movimiento una persona puede reflejar una adicción a la actividad física, mostrando síntomas similares a las adicciones con cualquier sustancia. Esta dependencia se puede observar en deportes muy técnicos como puede ser la gimnasia.
- Dependencia de las sensaciones.
Estos son más comunes en los deportes de riesgo o extremos, donde el objetivo no es la victoria sino más bien las sensaciones de riesgo, así como la liberación de la tensión, búsqueda de nuestros límites corporales, por ello esta adicción tiene más relación con la liberación de ciertas sustancias orgánicas que producen sensaciones, adrenalina etc.
2 dependencias muy diferentes, pero que pueden suponer un trastorno muy desfavorable para nuestra vida y sobre todo en el ámbito familiar y laboral, dándole prioridad a estos ejercicios sobre lo realmente importante de la vida.
¿Qué señales debemos prevenir para prever que un deportista tiene un trastorno obsesivo con el ejercicio físico?
- Si se antepone el perfeccionismo a las formas normales de entrenamiento.
- Juego pierde el elemento de diversión.
- Presencia de daño musculoesquelético.
- Cuando se le da una importancia exagerada a la mejora de la ejecución, distancia o del tiempo.
- Cuando perdemos mucha grasa corporal en un periodo corto de tiempo (excesivamente rápido).
- Cuando tenemos expectativas exageradas.
- Cuando no tiene ni tiempo de colocar ropa o equipamiento de protección.
- Cuando muestra un excesivo interés en ganar.
- Cuando ganar es más importante que mejorar como deportista.
- Cuando la victoria es más importante que hacer amistades.
- Ganar es lo único que importa.
- Cuando el ejercicio entra en conflicto con intereses académicos o profesionales. (Boone, 1994)
En el día a día con nuestros deportistas podemos observar que si este tiene un comportamiento adictivo, con ganas siempre de hacer ejercicio y de mejorar, incluso realizando entrenamientos por su cuenta, la capacidad para concentrarse durante los entrenamientos disminuirá, y además encontraremos otros factores como la apatía, fatiga, o disminución de la relación social con sus compañeros, habitualmente si este está en edad escolar, se observa un descenso en su rendimiento académico, y claramente no quieren dejar de hacer ejercicio, si cortamos la actividad durante un tiempo, observaremos como aumentarán las tensiones interpersonales, incluso apareciendo síntomas de depresión, irritabilidad. Lo que debemos hacer es intentar desviar la atención y «satisfacer» su necesidad con ejercicio físico, pero siempre diferente a la original, buscando alternativas.
Estos consejos están aplicados para los jóvenes deportistas, y poder prever una adicción al deporte que seguramente repercuta no solo en su entorno familiar sino también en su formación académica.
En cuanto a una adicción en la etapa adulta, las bases son las mismas, no tenemos una tabla que diga a partir de tantas horas a la semana te podemos considerar un adicto al ejercicio, pero podemos saber si esta persona tiene una obsesión con el mismo con las mismas pautas anteriores. Pero además de eso posiblemente podemos encontrar síndrome de sobreentrenamiento y problemas para dormir.
Muchos conocemos a esas personas que si no van todos los días al gimnasio, o si fallan uno parece que se le cae el mundo encima, el sentimiento de culpa es muy habitual en estas personas y debemos ser capaces a reconocerlas y apoyarlas ya que este sentimiento puede transcender en otro trastorno más peligroso, en muchas ocasiones relacionada con la alimentación: «como no fúi a entrenar hoy como la mitad».
Es común observar como muchas personas que tienen una obsesión con el ejercicio tienen más enfermedades que la población general, no enfermedades graves, sino más bien relacionadas con el sistema inmunitario, como los típicos resfriados, si estamos sobreentrenados, hacemos ejercicio a todas horas y los descansos nos los saltamos implica que nuestro sistema inmunitario se vea debilitado.
Se listo, practica ejercicio adecuadamente y obtén todos los beneficios del mismo, pero no te ciegues, siempre han dicho que mucha cantidad de cualquier cosa no implican mayores beneficios. Para los entrenadores y trabajadores en este sector, espero que os sirva para atender adecuadamente a vuestros deportistas o usuarios, nuestra labor en muchas ocasiones es buscar un rendimiento pero la salud es lo principal en la vida.
BIBLIOGRAFÍA
Marquez, S.; Garatachea, N. «Actividad física y salud» [2009] ISBN: 978-84-7978-934-3
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Excelente! es la información perfecta porque se investiga desde la perspectiva de ambos lados., no sólo del clinico o profesional!