Finalmente te has decidido a practicar Pilates, siguiendo las recomendaciones de tu médico o tu fisio que te lo aconsejaron como una manera de poner tu cuerpo a punto pero ¿Cómo saber si la persona a la que me dirijo es un auténtico profesional? ¿Qué me puede indicar que es quien puede llevarme a mejorar mi nivel de condición física y salud?
De la misma manera que todos ponemos en tela de juicio al mecánico cuando llevamos el coche al taller o pedimos una segunda opinión cuando vamos al dentista, es igualmente importante que lo hagamos cuando nos dirijimos a un profesional de la actividad física, especialmente cuando nuestra motivación para acudir a él está relacionado con cuestiones de salud.
Por eso aquí te dejo 5 preguntas que si haces a tu instructor en tu primera clase te ayudará a saber si es la persona que puede responder a tus necesidades.
1. ¿Qué tipo de Pilates enseñas?
Conocer con qué escuela de Pilates se ha formado, por un lado te ayuda conocer qué tipo de enfoque puede dar a sus clases y por otro si realmente tiene una formación específica en Pilates o un reciclaje express para monitores de fin de semana. Existen muchas escuelas: Polestar, Stott, Body Intelligence… por poner un ejemplo. Cualquier formación recibida en una escuela especializada en Pilates es de por sí, una garantía. Conocer con quién se ha formado tu instructor te dará información sobre cómo puede ser el desarrollo de su clase y si se ajusta a lo que estás buscando.
Personalmente desconfío algo más de escuelas de formación de fitness en general (donde igual imparten spinning, Zumba que Pilates) precisamente por esa falta de especialización.
Aunque éste aspecto lo considero importante, no creo que sea determinante.
2. ¿Cuánto tiempo llevas dando clases de Pilates?
Como en cualquier ámbito, en Pilates la experiencia es un grado. El Método Pilates no es una actividad colectiva más, sino una disciplina en sí misma y su dominio requiere de muchas “horas de vuelo”.
El autor sobre el que está basado este artículo afirma que “no se sintió cómodo diciendo que era instructor de Pilates hasta que llevaba 6 años dedicándose a ello”. Comenta que antes había ejercicios con los que no se sentía seguro a la hora de enseñarlos, ya que, carecía de las herramientas necesarias para ayudar a la gente a sacar más provecho de su cuerpo. Si el instructor ha desarrollado su trabajo en un estudio de Pilates, con formación continua y han pasado por sus manos varios casos de personas con diferentes características y necesidades, tendrá más recursos ante casos más concretos, que una persona que imparte sus clases en un ambiente de gimnasio, donde la mayoría de las personas son más o menos saludables y su objetivo fundamental es el de mantenerse en forma.
Decíamos anteriormente que la formación es importante pero entender los ejercicios, sus adaptaciones y saber aplicarlos a distintos cuerpos con diferentes necesidades sólo se consigue en el día a día con el alumno.
3. ¿Has trabajado con alguien de mis características en el pasado?
Un instructor que ha trabajado con una persona con unas características o hándicaps similares a los tuyos puede adaptar tus clases en base a lo que ya puso en práctica con anterioridad. El profesor puede tener una idea de lo que debe evitar y qué aspectos relacionadas con los ejercicios, material y áreas de movimiento deben ser reforzados.
Por ejemplo, es habitual encontrar personas con protrusiones o hernias discales. A quiénes no se les puede negar la posibilidad de mover su columna pero es importante conocer cómo. Especialmente porque suelen ser personas que han tenido dolores por lo que tienen miedo a moverse. De manera que el instructor tiene que conocer no sólo los ejercicios que son más indicados para su patología, sino ganarse su confianza para que, siguiendo sus indicaciones, recupere las buenas sensaciones que proporciona moverse sin dolor. Por otra parte, este tipo de sensibilidad hacia el cliente viene, no sólo de trabajar con los demás, sino también de trabajar en uno mismo.
4. ¿Has tenido alguna lesión?
Sí, nosotros los instructores nos lesionamos también. A pesar de que trabajamos en base al movimiento consciente y controlado de nuestro cuerpo, nos ocurre como al dentista que también se le pican las muelas. De hecho en muchos casos son las propias lesiones lo que nos ayuda a profundizar en el conocimiento del origen y cómo paliar las consecuencias de éstas lesiones.
Concretamente, tengo un compañero que debido a un accidente de tráfico, le realizaron una fijación en dos vértebras lumbares y en su recuperación comenzó a practicar Pilates. Su evolución fue tan buena que completó su formación como instructor y, a día de hoy, viendo su movimiento nadie diría que la fijación existe. Personalmente si tuviera esa misma lesión querría que me diera clase él.
Hacer esta pregunta puede hacerte ver si el instructor tiene miedo a mostrar una posible debilidad o por el contrario muestra la seguridad de saber que al igual que el movimiento cura, en ocasiones lesiona. Lo que a su vez, es una garantía de honestidad.
5. ¿Qué otras cosas haces?
En mi caso me gusta correr, hacer surf, nadar o practicar cualquier deporte que tenga oportunidad. También practico Pilates y escribo artículos sobre todo ello en mi blog y otras webs. Hay instructores que provienen de la danza, otros del sector del fitness, los hay que son fisioterapeutas y lo complementan con el Pilates.
Conocer algo más sobre ellos te muestra cómo pueden ser como instructores. Todas estas actividades representan en cierto modo, lo que eres y el conocimiento y enfoque que puedes tener sobre el cuerpo.
Empezar a practicar el Método Pilates es una decisión importante que puedes tomar de cara a mejorar tu salud y condición física. Cuando estés listo para dar el paso estas 5 preguntas pueden ayudarte a dar con el profesional adecuado. Algunas preguntas no tendrás problemas de hacerlas directamente, para otras una rápida búsqueda en Google puede darte algunas respuestas.
Adaptación del artículo de Kara Wily: The top five questions to ask your Pilates Instructor
Imagen | parisbao