La escoliosis es una desviación lateral de la columna, aunque se observa como además de esta desviación en el plano frontal también existe una rotación vertebral y una reducción de la cifosis dorsal fisiológica y de la lordosis lumbar. En su día Cristina Camino, fisioterapeuta colaboradora de Buenaforma explicó algunas generalidades de esta patología que os recomiendo volver a leer. (El papel de la fisioterapia en la escoliosis)
En este artículo nos distanciaremos un poco del campo de la fisioterapia para adentrarnos en la gran oportunidad que nos brinda el entrenamiento personal y el movimiento en estos pacientes, pero antes me gustaría dejar claro las complicaciones que puedes tener si te diagnostican esta patología y la ignoras mientras no te produce dolor.
El dolor de espalda es lo más habitual en las personas que tienen escoliosis, aunque hay que resaltar que es raro que los jóvenes tengan dolor, más bien se da cuando eres adulto.
El pulmón del lado de la concavidad puede tener problemas de insuficiencia respiratoria, dando lugar a infecciones, asma y otros problemas respiratorios.
Además de esto, muchos de los pacientes escolióticos tienen problemas digestivos, ya que manifiestan hernias diafragmáticas.
No es raro hablar con personas que su tratamiento se ha basado en la inclusión de un corsé, necesario especialmente cuando se diagnostique una escoliosis a temprana edad. Lonstein JE et al. (1994) afirma que cuando el paciente tiene escoliosis idiopática entre 20-30º de desviación se observa un fracaso del 40% en los pacientes que utilizaron corsé, mientras que en los que no lo utilizaron se da un fracaso del 68%
Por otro lado las intervenciones quirúrgicas suelen ser la última opción, pero decir que el 63% de los pacientes operados presentan dolor articular y dolor de espalda después de la intervención.
La combinación de terapias será lo ideal en estos pacientes, uniendo los conocimientos de la medicina, la fisioterapia y el entrenamiento personal se conseguirán más beneficios que si utilizamos solamente una vía.
Si nos centramos en el tratamiento desde el campo del movimiento y de los ejercicios correctivos el método pilates, así como los ejercicios de corrección postural busca reforzar nuestro «corsé natural» al mismo tiempo que mejoramos la postura y la conciencia corporal. Este tratamiento debe ser constante y duradero sirviéndonos de apoyo al tratamiento de fisioterapia o médico que los especialistas sanitarios consideren oportuno.
Una de las claves en la elección de los ejercicios es el principio de que todo sistema curvo puede corregirse y rectificarse, el cual se alinea cuando se estira o se alarga, por eso mismo la base del entrenamiento estará relacionada con la extensión axial del raquis.
Los principios que debemos seguir en la propuesta metodológica se basan en la autoelongación axial, deflexión mediante el desplazamiento del peso, desrotación lumbar unido a una resiración antirrotatoria y facilitación con almohadillas correctivas y otros implementos (Schoroth).
La planificación del entrenamiento debe seguir estas líneas generales:
Toma de conciencia postural, en donde debemos centrarnos en que este descubra las posturas incorrectas que adopta en su día a día. Conocer los defectos será el modo más sencillo de encontrar el punto de partida desde donde la persona con las indicaciones sea capaz a llegar a una postura ideal. En un principio estas correcciones harán que la persona se sienta incómoda o incluso se vea torcida y en una posición forzada, pero ese será el camino ideal para intentar buscar una mayor comodidad y relajación muscular, mejorando el control motor y haciendo que nuestro cerebro reconozca esa posición como la adecuada. Los sentidos tienen una gran importancia en la corrección postural, además de la vista que con espejos nos ayudarán a observarnos en una posición adecuada, el sentido del tacto de un buen entrenador, marcando crestas ilíacas, apófisis espinosas, o simplemente los espacios interespinosos, haciendo que el ejercicio sea mas rico propioceptivamente hablando.
El segundo aspecto importante en esta primera fase será la respiración. Cuando respiramos se produce en nuestro cuerpo una serie de movimientos que pueden ayudarnos a corregir la columna y nuestra caja torácica. Debemos centrarnos en trabajar la respiración ya que nuestro diafragma claramente está alterado debido a la escoliosis, siendo asimétrico. Debemos tener presente que el objetivo será la desrrotación y el alargamiento de la columna. En pilates se suele utilizar este tipo de ejercicios, diciéndole al alumno que coloque sus manos en una zona concreta y sentir como es capaz a llevar más aire hacia esa zona consiguiendo que se expanda y posteriormente se contraiga durante la espiración.
Finalmente, como hemos dicho la flexibilidad de músculos, fáscias, tendones y articulaciones es fundamental y este será el aspecto clave en todo el progreso. El estiramiento axial, tan importante en el Método Pilates, debe unirse a una individualización de la patología del alumno, analizando cuales son las articulaciones, cadenas musculares y fasciales que tienen una rigidez y una tensión excesiva, para así recomendar un tratamiento y unos ejercicios adecuados.
Una vez conseguidos los objetivos de esa primera fase nos centramos en mejorar la movilidad articular, mejorando especialmente la movilidad de nuestra columna, para finalmente incluir ejercicios correctivos, que persiguen un correcto alineamiento de una zona escoliótica concreta. Se debe diferenciar los ejercicios dependiendo de la zona concreta de la columna en donde nos queramos centrar, comenzando siempre desde abajo (pelvis) hasta arriba (cabeza).
Una vez mejorado la movilidad del alumno y la conciencia corporal, debemos fortalecer nuestras estructuras, primero a nivel de la estática corporal y finalmente mejorar la estabilidad funcional durante el movimiento. Esto solo se incluye cuando se ha mejorado la allineación de la columna vertebral, para así prevenir que con la actividad diaria se vuelva a incrementar la escoliosis. La musculatura del lado cóncavo (lado contrario al que se tiende a desviar la columna) suelen estar débiles y acortados, por eso debemos trabajarlos con ejercicios en una posición estirada. En cambio el lado convexo debe ser trabajado en acortamiento.
Otra opción interesante será incluir estiramientos en suspensión, por ejemplo en jaula, espaldera o incluso trx, en donde se busca un estiramiento global de la columna cuando nos agarramos con nuestras extremidades o con una de ellas. Cuando se realiza en agarra asimetrico podemos observar claramente como se consigue acercar el lado convexo hacia la alineación correcta.
Para finalizar, concluir que la escoliosis puede tratarse y sobre todo mejorar la calidad de vida de estas personas que la padecen. Existen multitud de terapias, pero todas deben ir con un trabajo paralelo de movilidad guiado por un especialista, que preferiblemente colabore con un fisioterapeuta para conseguir mejores resultados.
BIBLIOGRAFÍA
[spoiler]Linares, O.; Sardiñas, N. La escoliosis idiopática en niños y adolescentes. Su rehabilitación. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 171, Agosto de 2012 efdeportes
Bosco, J. Pilates Terapéutico. Para la rehabilitación del aparato locomotor. Editorial médica panamericana 1ª Edición (2012)
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