La cinta siempre ha sido el mejor sustituto para los que nos gusta correr los días de lluvia, pero… ¿es lo mismo correr en cinta que al aire libre?
Hace tiempo (publicación de Héctor Tarrío en 2013) nos hemos hecho esta misma pregunta y pudimos descubrir unas cuantas diferencias, como las que se producen en la cinemática de la carrera, dado que al ser la banda de la cinta la se desplaza, nuestras piernas se “ahorran” este trabajo y su función es principalmente la de darnos estabilidad, o la diferencia que se producen en la manera de trabajar de la musculatura isquiotibial, los cuales estarán menos solicitados por la falta de necesidad de desplazamiento, entre otras variables.
Teniendo presentes las diferencias mecánicas que existen entre la cinta de correr y la carrera al aire libre, profundicemos en las diferentes respuestas fisiológicas que presenta nuestro cuerpo ante ambos estilos. Para ello, vamos a usar el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) como referencia para poder comparar el comportamiento de nuestro organismo. Esta modalidad de entrenamiento tiene por objetivos principales la mejora del consumo de oxígeno máximo (VO2max) y la velocidad y/o potencia asociada a él, y se caracteriza por ser discontinuo, con tiempos cortos de ejecución y una recuperación entre intervalos, que puede ser activa o pasiva.
Para esta comparación, Panascí et al. (2017) estudiaron a 15 hombres con experiencia en previa en el HIIT y en la cinta de correr. Durante el estudio, los individuos tuvieron que realizar 3 sesiones de entrenamiento de 15’ de HIIT, alternando los escenarios; pista de atletismo, cinta de correr y cinta rodante. Como resultado de este estudio, los autores concluyeron, por un lado, que el consumo de oxígeno había descendido, de media, un 6,3% durante los entrenamientos en la cinta de correr, si los comparaban con el mismo entrenamiento al aire libre, por otro lado, para equiparar la velocidad aeróbica máxima (VAM) de ambos entrenamientos era necesario aumentar en un 15% la velocidad del entrenamiento que se hacía en la cinta, de manera que las respuestas fisiológicas de un entrenamiento de HIIT fueran similares en cinta de correr y al aire libre.
Según Benson, Clermont y Ferber (2020), tenemos, por un lado, la carrera en cinta, la cual presenta unas condiciones climáticas estables, con una superficie suave y de velocidad constante, y por otro lado, la carrera al aire libre, que presenta cambios de dirección, de inclinación, obstáculos, … Así pues, los investigadores comenzaron a emplear en la carrera en cinta una inclinación de 1%, buscando simular una respuesta similar entre ambas actividades, de manera que se pudiera alcanzar en la cinta de correr ritmos hasta el umbral anaeróbico. Esta modificación en la cinta monitorizada no está respaldad por todos los estudios científicos, dado que, como afirman Mooses et al. (2015) está variable solo respondería a la diferencia ambiental de resistencia al aire que sí está presente en la carrera al aire libre cuando se realiza a velocidades de carrera altas.
Pero no solo en lo que se refiere a la velocidad o la técnica se ven afectadas por el cambio de superficie, también las fuerzas que aplicamos durante la carrera experimentan cambios según el terreno, ya que, durante la carrera al aire libre, primó la aceleración vertical y antero-posterior, frente la regularidad de paso y zancada de la cinta (Benson, Clermont y Ferber, 2020)
Por lo tanto, y respondiendo a la pregunta que nos hacíamos al principio, aunque correr al aire libre parezca lo mismo que correr en una cinta, existen muchas diferencias entre ambas actividades, no solo en la propia técnica de la carrera, sino también en la respuesta de nuestro organismo a ambas actividades
Con todo lo que hemos mencionado, vamos a poner un ejemplo de cómo lo podríamos aplicar a nuestro entrenamiento. Supongamos que hoy nos toca hacer una serie de 1000m, pero llueve mucho y no podemos salir al tartán, así que nos disponemos a hacerlo en nuestra cinta de correr. Lo primero que tenemos que saber es cuál es nuestro ritmo, podemos establecerlo en min/Km, para poder programar nuestra cinta de correr, y posteriormente debemos seleccionar una inclinación de 1%, de manera que podamos simular la resistencia al aire que se produce cuando realizamos la serie en el exterior. Si por el contrario, el entrenamiento fuera un HIIT, entonces la variación que haríamos en la cinta no sería aumentar la inclinación un 1%, sería aumentar la velocidad que hacemos en el exterior, en un 15%.
DIAPOSITIVAS:
BIBLIOGRAFÍA:
Miller, J. R., Van Hooren, B., Bishop, C., Buckley, J. D., Willy, R. W., & Fuller, J. T. (2019). A systematic review and meta-analysis of crossover studies comparing physiological, perceptual and performance measures between treadmill and overground running. Sports Medicine, 49(5), 763-782..
Mooses M, Tippi B, Mooses K, Durussel J, Mäestu J. (2015)Better economy in field running than on the treadmill: evidence from high-level distance runners. Biol Sport.;32(2):155–9
Panascì, M., Lepers, R., La Torre, A., Bonato, M., & Assadi, H. (2017). Physiological responses during intermittent running exercise differ between outdoor and treadmill running. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 42(9), 973-977.
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